Dharma y Karma


Dharma es una palabra sánscrita que significa ‘religión’, ‘ley natural’, ‘orden social’, ‘conducta adecuada’ o ‘virtud’.
Se utiliza en casi todas las doctrinas y religiones de origen védico (las religiones dármicas), como el hinduismo (llamado por los hindúessanátan dharma, la ‘eterna religión’), el budismo, el yainismo y el sijismo.

Dharma tiene varios significados, como ‘algo establecido o firme’, figurativamente: ‘sustentador, apoyo’ (en el caso de deidades) y en sentido más abstracto, es similar al término griego nomos, ‘norma fija, estatuto, ley’.
El término aparece ya en el Átharva vedá (I milenio a. C.) y en el sánscrito clásico. En idioma pāli toma la forma dhamma (como se utiliza muchas veces en el budismo). Algunos budistas dicen que dhamma significa ‘camino de las grandes verdades’.

En el hinduismo, el dharma es la ley universal de la naturaleza, ley que se encuentra en cada individuo lo mismo que en todo el universo. A nivel cósmico esta ley se concibe manifestada por movimientos regulares y cíclicos. Por este motivo se simboliza al dharma como una rueda (dharma-chakra: ☸) que torna o gira sobre sí misma. Este símbolo es el que se encuentra en la bandera de la India.
A nivel del individuo humano, el dharma adquiere una nueva acepción: la del deber ético y religioso que cada cual tiene asignado según su determinada situación de nacimiento.
Existen varios textos acerca del tema del deber, llamados genéricamente Dharmasastra, entre los que se incluyen las Leyes de Manu.
Los hindúes no llaman «hinduismo» a su religión, sino sanatana dharma, que se traduce como ‘religión eterna’.

Dentro del budismo la noción del dharma (entendido como doctrina) se dividió para su mejor comprensión en las llamadas Tipitaka:
 sutras (enseñanzas del Buda Siddharta Gautama mismo);
 vinayas (reglas monásticas proporcionadas por Buda); y
 abhidharma (comentarios y discusiones sobre los sutras y vinayas por los sabios de períodos posteriores).
Estos tres conjuntos de escritos conforman el Canon Pali o también tal cual se ha dicho llamado Tipitaka. El dharma es uno de las llamadas tres joyas (mani) o tesoros del budismo junto con Buda y Shanga.
Es por esto que la mención de la palabra dharma es frecuente entre los budistas, ya que constituye uno de los principales elementos de la llamada «fórmula del triple refugio»:
En la shanga [‘comunidad’] me refugio
en el dharma [‘doctrina’] me refugio
en el Buda me refugio
y por ellos actúo.

Ley de Karma y Darma

Ante todo es necesario que entendamos lo que es la palabra sánscrita Karma. No está de más aseverar que tal palabra en sí misma significa Ley de Acción y Consecuencia. Obviamente, no existe causa sin efecto, ni efecto sin causa. Cualquier acto de nuestra vida, bueno o malo tiene sus consecuencias.
Es indubitable que el Ego comete innumerables errores cuyo resultado es el dolor. Pensemos por un momento en las muchedumbres humanoides que pueblan la faz de la Tierra. Sufren lo indecible víctimas de sus propios errores; sin el Ego no tendríamos esos errores, ni tampoco sufriríamos las consecuencias de los mismos.
Lo único que se requiere para tener derecho a la verdadera felicidad es ante todo no tener Ego. Ciertamente, cuando no existen dentro de nosotros los agregados psíquicos, los elementos inhumanos que nos vuelven tan horribles y malvados, no hay Karma por pagar y el resultado es la felicidad.

Es una metáfora frecuente afirmar que cuando Buda enseñaba, estaba haciendo girar la rueda del Dharma.
El primer aspecto de la enseñanza de Buda se centra en las cuatro verdades nobles, y las tres características de la existencia:
duhkha, que se ocupa de las cuatro verdades nobles,
anica, que es el principio de fugacidad que está detrás de todo y,
anatman, que es la noción de que no existe un yo permanente y duradero.

Las Cuatro Verdades Nobles

Históricamente, se sitúa el origen del budismo en el norte de la india, probablemente en el s. VI o V a.C., cuando Siddhartha Gautama, alcanzó la "iluminación", o la verdad última mediante la cual los seres humanos se libran del ciclo de renacimientos. Buda significa pues "iluminado" y enseña a los otros el modo de liberarse de las sucesivas encarnaciones y el sufrimiento.
Buda se consideraba a sí mismo como un médico que diagnosticaba la enfermedad y prescribía una cura que las personas pudieran aplicarse a sí mismas. Así, señaló el recto camino a seguir. Había crecido en el seno de una dinastía real, al abrigo de los sufrimientos del mundo, pero al salir del palacio en su carro, vio a un hombre enfermo, a un anciano y a un cadáver. Perturbado por su visión de lo que le esperaba en el futuro, pensó en liberarse de ese destino y cuando en otra salida vio a un demacrado asceta religioso abandono a su mujer e hijo para entregarse al ascetismo indio. Durante todo ese período, alcanzó todas las metas que la más severa disciplina permite alcanzar, pero nada era suficiente para escapar del mundo del sufrimiento y la muerte. Desesperado se sentó en Bodh Gaya, bajo el árbol Bodhi donde pasó a través de los cuatro estadios de dhyana/jhana, o trance meditativo, y alcanzó finalmente la iluminación. No obstante haber decidido inicialmente permanecer allí, "viendo todas las cosas como ellas realmente son", el dios hindú Brahama lo persuadió de que enseñara a los demás las verdades que hasta los dioses ignoran.

Lo que Buda vio puede resumirse en las Cuatro Verdades Nobles, que son:
1. Toda existencia es dukkha, insatisfactoria y llena de sufrimiento
2. Dukkha surge de tanha y vehemente deseo que significa un permanente esfuerzo por hallar algo estable en un mundo transitorio
3. Dukkha puede cesar totalmente, esto supone alcanzar el nirvana
4. El nirvana puede alcanzarse a través de un Óctuple sendero, aún sin un orden determinado.

Cada uno de éstos ocho pasos es designado como "recto" (samma):
1. Comprensión recta
2. Comportamiento recto
3. Discurso recto
4. Conducta recta
5. Existencia recta
6. Esfuerzo recto
7. Memoria recta
8. Concentración recta

La comprensión recta incluye la comprensión vital de "surgimiento condicionado" u "origen dependiente" tema central de la compresión budista. Es una cadena de doce eslabones que explican de qué manera están conectadas entre sí todas las cosas, como surgen el error y el aferrarse al error y cómo, si a cadena es transitada sin inconvenientes, se alcanza el nirvana.
Según esta creencia, las cosas existentes dependen una de las otras, y sólo es nirvana es independiente de ellas.
Nacido en la India, el Buda acepto el contexto general de la cosmovisión india, pero modificó sustancialmente muchas otras. Si bien aceptó la reencaración como subsidiaria del karma, su significado profundo fue que no hay alma (atman) que pueda renancer porque en nada hay permanencia. Solo existe la secuencia de un momento de aparición que da origen a otro siguiente, de modo que la muerte representa simplemente una nueva forma de apariencia, como ser humano o como animal, en el cielo o en el infierno. Hasta los dioses, hay muchos, no son sino formas temporarias de apariencia.
El nirvana, debe entenderse como el rechazo del deseo y el desapego a la materia. Así, el nirvana puede alcanzarse en esta vida aún cuando residuos karmáticos pueden perdurar por algún tiempo.
Después de haber alcanzado la iluminación, Buda se dedicó a la enseñanza viajando con un grupo de seguidores. De allí surgio el budismo de los monjesbhikkhu/bhikshu la vid en comunidad (sangha) y la conexión con los laicos que proveen a los monjes lo necesario para su sustento material, mientras éstos los retribuyen con sus enseñanzas espirituales y les confieren dignidad para ellos y sus antepasados. Así, el budismo se resumen en las Tres Gemas:

1. Me refugio en Buda
2. Me refugio en la enseñanza (drama/dhamma)
3. Me refugio en el Sangha

Karma. Acción y Reacción

Cuando se siembran semillas de maíz se espera recoger, al cabo de unos meses, altos y verdes maizales con mazorcas amarillas de rojizos penachos... El mundo, según como se mire, parece simple. Hay una multitud de procesos que desencadenan siempre similares resultados.
¡ Tal es lo que siembra, tal es lo que recoge ¡, y ello no nos sorprende, porque es una vieja ley natural, cotidiana pero asombrosa. Algún día triste y solitario se van los seres que queremos, tal vez por la misma vereda que vinieron, y solemos decir: es ley de vida.
Si, la vida tiene definitivamente leyes invisibles y certeras. El Dharma En la Antigüedad clásica se concebía que estamos regidos por una Ley Total, al la que los hindúes llamaban Dharma. Una ley que hace que la araña sepa cómo se tejen y disponen sus radiales telas, que la dota de instintos que tienden a protegerla y a alimentarla. Es una ley que marca el rumbo de los planetas y, por lo tanto, la secuencia de las estaciones...
Una ley total porque abarca las diversas esferas de la vida: la materia física, los objetos aparentemente inertes y los cuerpos; la energía que la recorre, ya sea eléctrica, magnética, lumínica, calórica, y las subleyes físicas que las regulan y reúnen: las sensaciones, los instintos, las pasiones y las emociones, que desatan móviles y pujantes fuerzas psíquicas: los pensamientos concretos, especuladores y egoístamente interesados; las más elevadas ideas de fraternidad y dación; los más altos grados de bondad y profundidad mística y la más honda voluntad de Ser.
Para esta concepción clásica todo el Universo evoluciona hacia algún lugar, está caminando y tiene un sentido. Esta ley es, pues, una guía, un rumbo que lleva a la Naturaleza hacia su propia , que nos lleva de la mano pero no nos determina ni nos obliga. Las aves emigran según rumbos trazados por ellas previamente, pero una vez asentados en su conciencia grupal les impele a ser seguidos; circunstancias adversas les obligarán a alterar su camino pero no su conducta, que siempre les ha de llevar a buscar tierras cálidas.
Así, para los animales, conductas predeterminadas por las leyes naturales, auque les dejan libertad suficiente, desempeñan el papel que en el hombre ejerce una voluntad decidida. Según el propio grado de evolución se tiene más o menos libertad de criterio. Asimismo, el Dharma lleva a una gradual de unos seres respecto a otros, pues cada cual tiene un camino, un sendero de vida o shadana -como dirían los hindúes-, que al seguir lo conscientemente se hace fácil, ligero, agradable, como cuando un tronco viaja por el centro de un río sin tropiezos.
El hombre, en cambio, que más que un tronco es un chalupa, puede ir en contra de la corriente natural de la vida, remontarla, detenerse en las riberas, dejar pasar de largo su propia evolución, y hasta perder su tiempo vital, que indefectiblemente se le ha de escurrir de los dedos, sin poder retenerlo, porque los ríos al fin y al cabo siempre buscan el mar.
Pero... ¿dónde nos conduce este río de la Vida? El hombre puede ir contra la evolución que marca la Naturaleza, y, por ejemplo, querer aparecer como adulto siendo adolescente, o joven siendo ya un anciano, pero la ley natural lo empujará a su realidad. Otras veces, en cambio, puede encontrar su propia evolución cuando se enfrenta a los convencionalismos, cuando no se deja llevar por la masa, por lo establecido, cuando toma conciencia de sí mismo y se individualiza. En ese momento ha hallado su propia corriente, aquella que pone en juego todas sus capacidades de acción, de amor y de voluntad.
El propio conocimiento al enfrentarnos con la vida nos libera, y la Sabiduría es el estado final al cual tendremos gravitatoriamente, lugar en que nuestra vida se hace Ley aplicada. El Karma Según esta concepción profunda, expresada a través de la existencia de una Ley Total o Dharma, cada cual elige lo que desea vivir, y ejerce de hombre o de copia de hombre.
Según la mentalidad occidental, que tan acostumbrados nos tiene a la inconsciencia de nuestros actos, pareciera que los resultados o los efectos que provocan éstos nada tuvieran que ver con nosotros, pero la filosofía hindú nos recuerda que toda acción tiene aparejada su reacción, su efecto.
Cuando, por ejemplo, se exterminan los bosques y las diversas especies, y se altera la atmósfera con la contaminación, el cambio climático es un efecto inevitable. Y este cambio en el clima provocará inundaciones, tormentas impetuosas, olas de calor y frío desmedidas, pues es ley que todo efecto es a su vez un nueva situación creada, un nueva acción que nos lleva a nuevos efectos secundarios.
Cuando doblamos una rama inconscientemente ésta nos golpea en la frente, y cuando tenemos tiempo útil y lo desperdiciamos, al querer recuperarlo visitas o llamadas inesperadas nos interrumpen.
La Ley del Karma es la misma ley de acción y reacción que los occidentales asumimos para los fenómenos de la Física: a toda fuerza se le opone una reacción de igual fuerza y sentido contrario. Pero los hindúes amplían su visión y nos indican que afecta a todos los niveles concienciales de la Naturaleza, ya sea el físico, el energético, el emocional o el mental.

El Taoísmo


Lao-Tsé (“Viejo Maestro”), es también llamado Lao Tzu, Lao Zi, Laozi o Laocio. Es una figura cuya existencia histórica se debate, es uno de los filósofos más relevantes de la civilización china. La tradición china establece que vivió en el siglo VI a. C., pero muchos eruditos modernos argumentan que puede haber vivido aproximadamente en el siglo IV a. C., durante el período de las Cien escuelas del pensamiento y los Reinos Combatientes. Se le atribuye haber escrito el Dào Dé Jing o Tao Te Ching, obra esencial del taoísmo. De acuerdo con este libro, Dao o Tao ("el Camino") puede verse como el cambio permanente y éste es la verdad universal. Dentro de las dudas sobre su existencia y la etapa histórica en la que vivió, se cree que pudo ser contemporáneo de Confucio.
Lao significa “anciano” y Tsé, que quiere decir "maestro", es un antiguo título reservado a eruditos. Algunas historias relatan que su nombre propio era "Ĕr", su apellido Lĭ (su nombre completo sería Lĭ Ĕr,).
Poco se conoce acerca de la vida de Lao Tsé. Tanto su existencia histórica, como su autoría del Dào Dé Jing, son objeto de controversia. Sin embargo, se convirtió en un importante héroe cultural para generaciones del pueblo chino. La tradición asegura que nació bajo un ciruelo en una aldea de la Prefectura de Ku del estado de Chǔ. Tuvo como primer nombre Li-Er (orejas de ciruelo), aunque otras versiones sostienen que él era Po Yang-Li, proveniente de una familia de pescadores. Algunas leyendas sostienen que la gestación de Laozi requirió 81 años (la cantidad de capítulos que tiene su obra Dao De Jing) y cuando por fin nació, ya tenía el cabello blanco, arrugas en su rostro -propias de un anciano- y orejas bastante más grandes que las normales.
Conforme a la tradición, y a una biografía incluida en la obra de Sima Qian, Lao Tse fue contemporáneo de Confucio , aunque mayor que él, y trabajó como archivista en la Biblioteca Imperial de la corte de la Dinastía Zhou. Por intención o accidente, cuando Confucio se dirigía a leer los rollos de la biblioteca lo encontró en Zhou, cerca de la moderna Luoyang. De acuerdo con estas historias, Confucio y Laozi discutieron durante meses sobre el ritual y lo apropiado, cimientos del confucianismo. Laozi se oponía a lo que consideraba prácticas vacías, y la leyenda taoísta sostiene que estas discusiones fueron más provechosas para Confucio que para el contenido de la biblioteca.
Lao Tsé renunció luego a su puesto, quizás por la decreciente autoridad de la corte Zhou. Algunos relatos sostienen que viajó hacia el oeste montando un búfalo de agua, a través del estado de Qin. Cuando llegó al paso de Shanggu, el guardián reconoció al ilustre filósofo. Le suplicó que se quedase un año en su casa, antes de marcharse al destierro y escribiese un libro exponiendo su doctrina. El maestro se dejó convencer, escribiendo el Dao De Jing, y después marchó más al Oeste, adentrándose en el país de los Bárbaros, donde su rastro se pierde para siempre. Hasta entonces, Laozi sólo había propagado su filosofía oralmente.

Algunas de las controversias modernas sobre su vida incluyen:
• La discusión con Confucio, que pudo haber sido inventada por los taoístas para hacer que su escuela filosófica apareciese como superior al confucianismo.

• El autor real del Dao De Jing podría haber creado un personaje ficticio para que el origen del texto pareciese más misterioso, haciéndolo entonces más fácil de popularizar.

Su famosa obra, el Dào Dé Jing, ha tenido enorme influencia en China. Es un tratado místico que cubre muchas áreas de la filosofía, desde la espiritualidad individual hasta las técnicas de buen gobierno.
Laozi enfatiza el "Dao" (Tao), traducido usualmente como "el Camino", y expande su significado para abarcar el orden innombrable, inmanente, del Universo. Destaca el concepto de wei-wu-wei, "acción a través de la inacción", que no significa permanecer inmóvil sin hacer nada, sino evitar las intenciones explícitas y la voluntad que obstaculiza la fluidez armónica de la naturaleza. Los fines pueden alcanzarse respetando las formas en que las cosas naturalmente crecen y decrecen; así, las acciones realizadas de acuerdo con el Tao son más fáciles y más productivas que aquellas que pretenden contrariarlo. Laozi creía que la violencia debe ser evitada y que la victoria militar es una ocasión de duelo debido a la necesidad de usar la fuerza contra otros seres vivientes. Sostenía también que el exceso de leyes y reglas hacen más difícil el manejo de la sociedad, ya que oprimen las libertades de los pueblos.
Como muchos otros pensadores chinos antiguos, sus explicaciones usan con frecuencia paradojas, analogías, apropiación de citas antiguas, repetición, simetría, rima y ritmo. Los escritos que se le atribuyen son poéticos, densos y frecuentemente crípticos, y sirven como punto de inicio para la meditación sobre el Cosmos o sobre uno mismo. Muchas de las teorías estéticas del arte chino se basan en sus ideas y en las de su más famoso continuador, Zhuang Zi.

Las enseñanzas de Lao-Tsé, y consecuentemente las de la Filosofía Taoísta, están basadas en el análisis de la Naturaleza en su más amplio sentido, con el fin de obtener el enfoque acerca del funcionamiento natural de la existencia, para determinar cuál es el Orden Natural de las cosas. Esta visión Universalista es la que Lao-Tsé toma como punto de partida para su tesis filosófica, analizando el funcionamiento dual de la naturaleza universal existente (Yin-Yang) para luego ahondar en conceptos más amplios acerca del origen cosmológico del Universo, y así determinar el funcionamiento fluido u Orden Natural con el cual las diferentes formas han ido mutando para perpetuar la continuidad de la existencia. En base a esto, Lao-Tsé determina cuál es el Orden Natural que los seres vivos, y principalmente el Hombre debe llevar a cabo para mejorar su existencia y avanzar hacia el continuo cambio en pos de la superación, explicando como es que al no seguir estas normas naturales, el hombre se ha descarriado de su armonía cósmica y ha generado sus propias calamidades por contradecir el ritmo natural y lo ha sustituido por ordenanzas y actitudes absolutistas, superficiales y dogmáticas que acabaron por desequilibrar a la humanidad, favoreciendo a sus clases dominantes a costa del infortunio de las clases inferiores.
Lao-Tsé utiliza simbolismos y alegorías en donde compara aspectos de la naturaleza para mostrar paralelismos con el comportamiento humano, algo característico de la Filosofía Taoísta y de otras corrientes de pensamiento oriental.
A raíz de estas observaciones cosmológicas y naturales, Lao-Tsé desarrolla diferentes conceptos filosóficos que pretenden explicar los aspectos más trascendentes de la vida de la humanidad, abarcando así toda clase de campos de estudio, desde la cosmología y sus explicaciones acerca del origen del Universo, hasta los aspectos de la vida diaria de la sociedad humana, como la sociología, la política, la economía y la religión.
La base del pensamiento cosmológico y filosófico de Lao-Tsé es el Tao, un concepto abstracto generalmente poco entendible y hasta malinterpretado por los occidentales, y orientales que desconocen los conceptos del pensamiento taoísta. La malinterpretación superficial y religiosa hace creer que el Tao es un dios o algún otro tipo de "entidad espiritual o suprema", pero en realidad Lao-Tsé describe al Tao como el origen de todo, la fuente primordial de todo lo existente, tanto lo físico como lo abstracto, por lo que define al Tao como un concepto superprofundo de unidad primordial que escapa a la idea fijista y mítica de un dios, un ser, o cualquier otra personificación; contrariamente, Lao-Tsé describe al Tao como abstracto, amorfo, intangible, inaudible e inasible, por lo que las posteriores formas de la naturaleza han surgido del Tao, y así también lo que carece de forma, por lo que el Tao no se describe como una de estas dos cosas, sino como la primordialidad neutra de la cual todo lo demás surge, siendo así el origen cosmológico y esencia de todo lo existente; y el concepto básico de la filosofía taoísta, pero no una sustancia vaporosa o un ser sobrenatural.

Tanto los seres vivos, los objetos inanimados, la Tierra misma y el Cielo, todos han de ser formas que surgieron de cambios anteriores de la propia naturaleza, siendo así la Naturaleza la Madre de todas las cosas, y en su punto ancestralmente neutral la Naturaleza no había adoptado formas pero existía en sí misma, y por si misma fluyó y adoptó formas en las cuales manifestarse, y es a eso lo que Lao-Tsé llama Tao, explicando que Tao es sólo uno de los nombres posibles de darle, pero no el nombre original en sí, ya que son los hombres quienes requieren de nombrar las cosas para reconocerlas, pero la Naturaleza en sí misma carece de nombres ya que no los necesita.
A raíz del Tao, Lao-Tsé argumenta la dualidad consecuente de éste, y por ende la relatividad natural de la existencia. Lao-Tsé llama Ser y No-Ser a los dos aspectos ontológicos emergentes del Tao. Pero no un "antítesis" del Ser, ya que la metafísica taoísta no trata de antagónicos como los occidentales acostumbran a ver, sino que para Lao-Tsé la naturaleza es relativa y dialéctica, por lo que Ser y No-Ser son dos aspectos diferentes pero complementarios, ambos provenientes del Tao, y no dos posturas distintas que se confrontan entre sí. El Ser es el mundo fenoménico en el cual suceden las cosas, y el No-Ser el aspecto no-fenoménico de ese mundo fenoménico, por lo que no existiría uno sin otro, y ninguno implica la anulación de su contraparte; no es el No-Ser un reino vaporoso y espiritual, y no es el Ser una tangibilidad absoluta y permanentemente inmutable; ambos son parte del devenir cósmico del Tao, y esto es lo que Lao-Tsé explica en su filosofía.
Siendo el Tao la raíz de todo lo existente tanto en sus manifestaciones físicas como en sus aspectos abstractos, el Tao entonces es en sí mismo absoluto, pero paradójicamente implica que nada es absoluto porque todo en la naturaleza requiere de cambios que permitan la continuidad progresiva del propio fluir cósmico, razón por la cual el Tao no existe en sí mismo como un ente jerárquico, sino como esencia de todo lo demás que ha surgido de él, y tanto los aspectos metafísicamente duales como Ser y No Ser, y las dualidades cósmicas como Cielo y Tierra, han de ser precisamente manifestaciones de la relatividad y complementariedad de los cambios mutacionales que el Tao efectuó y que dieron origen a la existencia; de modo que si el Tao fuera absolutista, la naturaleza no habría mutado y no se habrían originado cambios dialécticos que dieran origen a la existencia. Éste es un principio altamente importante en la filosofía taoísta, ya que implica que el orden natural de las cosas es el fluir constante y que permite los cambios que generan la evolución en todos los aspectos de la naturaleza. Este concepto ha sido aplicado por Lao-Tsé en toda su filosofía.
En cuanto al Orden Natural del Tao, Lao-Tsé explica que este es el modo en que la naturaleza permite la continuidad de la existencia, por lo que el Tao no realiza cosas en favor de intereses personales, ya que carece de intereses propios, sólo es el fluir constante de la existencia, favoreciendo así a todos los seres y cosas en pos de su continuidad en vez de declinarse sólo por unos pocos, por lo que el Tao es imparcial y justo, es el equilibrio y la armonía que la filosofía oriental impulsa a seguir para mejorar la existencia.
Lao-Tsé enseña que todo es causa y efecto, por lo que cada aspecto que podemos percibir hoy es originario de otro aspecto oculto que le antecedió históricamente, explicando así cómo el Universo mismo y sus cosas existentes son resultado de hechos anteriores, y no de creaciones espontáneas. De esta idea nace el Principio de Acción y Reacción que los taoístas mencionan al explicar cómo es que todo lo existente deviene de algo anterior; todo tiene un por qué, mostrando como el Tao no hace las cosas arbitrariamente, sino que todo es causal, y no casual, y esto no se limita solo al origen cosmológico del Universo, sino a la vida diaria de todos los seres vivos. Lao-Tsé explica cómo este Principio de la Mutación Perpetua es lo que originó el universo y todo lo conocido.

Tras la división del Tao, Lao-Tsé hace hincapié en el hecho de que toda la naturaleza es relativa y se sucede de cambios constantes dialécticamente complementarios, llamándole así a los dos aspectos opuestos y complementarios Yin y Yang, presentes en todo el devenir cósmico de la naturaleza, tanto en los orígenes metafísicos como en los seres vivos y el mundo fenoménico, aplicándose así también para analizar todo lo existente, incluidos los aspectos sociales y humanos que Lao-Tsé estudia en su filosofía.
Lao-Tsé explica como Yin y Yang no son elementos confrontados, sino que sus características opuestas se complementan para conformar así la Totalidad del Tao, siendo que de esa forma las mutaciones naturales permiten que lo asociado como Yin se vuelva Yang, y viceversa, dando así el ritmo dialéctico que permite la fluidez natural de la Energía, la cual representa la vitalidad de lo existente, siendo de esa forma Yin y Yang la mecánica de funcionamiento dialéctico de la Energía, en otras palabras, la relatividad y el cambio natural que permite la fluidez de la Naturaleza, la cual obtiene armonía al hallar equilibrio entre sus dos aspectos opuestamente complementarios. Siendo así, todas las cosas funcionan en armonía con la naturaleza cuando cumplen la función natural que poseen dadas sus características, a las cuales Lao-Tsé se refiere como la Virtud que las cosas obtienen del Tao. De esa forma Lao-Tsé habla de la Virtud en el hombre como el funcionamiento armonioso en pos de su naturaleza y su desenvolvimiento social, en contraste con el comportamiento rutinario forjado por ordenanzas impuestas artificialmente que resultan contradecir la naturaleza universalista que el hombre debería seguir naturalmente para perpetuar su bienestar en el mundo.
Así, con este análisis cosmológico Lao-Tsé basa sus enseñanzas en el funcionamiento natural de las cosas, explicando que la naturaleza prosperó debido a sus constantes cambios evolutivos y a la no obstrucción de su desarrollo natural, mostrando esto como ejemplo para la vida del hombre, argumentando cómo las normas y tabúes impuestos no han de ser la propia naturaleza del hombre sino reglamentaciones artificiales impuestas por mandato jerárquico, siendo estas normativas restricciones que impiden al hombre desenvolverse con libertad y naturalidad para forjar un desarrollo próspero acorde a su naturaleza, por lo que la libertad que el hombre necesita sólo la alcanzará tras liberarse de las ataduras superficiales para así adoptar la forma de vida libre y sin restricciones, que le permitan desenvolverse armónicamente como la naturaleza enseña, y de esa forma alcanzar el hombre la prosperidad para su vida y el desarrollo del bien común.

En su libro, Lao Tse propone un camino de salvación muy distinto al de Confucio; por lo que su doctrina se acerca más al hinduismo. Dice que lo importante es alejarse de todo lo sensorial y caminar hacia lo puro, el Tao.
El Tao es el origen del cielo y de la tierra, de donde surgen tres cosas, y es el que regula el yin-yang; el modelo de comportamiento de todos los hombres y el principio de toda actividad justa en lo político y lo social. Para imitar al Tao se debe tener paciencia, ser sencillo y sin pretensiones. Hay que llegar a no hacer nada para poder hacerlo todo. De evitar las tensiones, para poder llegar a una quietud mística. Esta metafísica de la no-acción contribuyó a fomentar en el pueblo toda clase de supersticiones y magias, buscando ansiosamente el elixir de la vida
El taoísmo tiene tres virtudes fundamentales que son: paz, tranquilidad y silencio. Su modelo es la naturaleza. Es decir; que sugiere la espontaneidad, y deja que las cosas tomen su curso natural, que fluyan, sin forzar las acciones ni interferir en su desarrollo. Todo lo que sucede es parte del Tao y cada ser humano debe buscar el camino en su interior. El taoísmo anhela la armonía entre los hombres y entre estos y el Todo.
Para los taoístas el progreso científico y la cultura materia son dañinos; por ejemplo, para quien recoge agua con sus manos, un cuenco fabricado para esto es algo antinatural. Los taoístas creían que el hombre debía volver a su estado primitivo y consagrarse a las fuerzas de la naturaleza.
Los taoístas de la época Han —año 202 a.C. hasta el año 9 d.C.— también prescribían varias prácticas para reforzar la esencia de la vida, como ejercicios gimnásticos semejantes al yoga, elixires mágicos preparados por alquimistas y reglas alimenticias, como el evitar comer cereales.


Frases de Lao-Tsé:

El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso

Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras

Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad

No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás

El que sabe no habla, el que habla no sabe

Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes

Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida

El sabio no enseña con palabras, sino con actos

Un viaje de mil millas comienza con el primer paso

Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe

El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla

La manera de hacer es ser

Gobierna mejor quien gobierna menos

El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil

El que está satisfecho con su parte es rico

Dios no recibe respuestas con palabras

Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte

Si practicas la equidad, aunque mueras no perecerás


EL LIBRO DEL TAO (fragmentos)

IV El vacío de origen.

El Tao es un recipiente hueco, difícil de colmar.
Lo usas y nunca se llena.
Tan profundo e insondable es que parece anterior a todas las cosas.

Redondea los ángulos, desenreda las marañas, suaviza el resplandor, se adapta al polvo.
Tan hondo parece, y sin embargo siempre está presente.

No se sabe de quién es hijo.
Parece anterior a los dioses.


VI Realizar la imagen.

El valle y el espíritu del valle nunca mueren. [Valle espíritu del valle = yin yang]
Ambos forman la madre secreta.
La puerta de la madre secreta es la raíz del cielo y de la tierra.

Sutil, ininterrumpidamente, permanece, perdura.
Se usa pero nunca se consume.


VIII La Naturaleza espontánea.

Ls suprema bondad procede como el agua. El agua llega a todas las cosas y las favorece, porque no busca el poder.
El agua permanece en los lugares que otros desdeñan.
Esto hace que se parezca al Tao.

Viviendo halla la alegría de vivir.
Sintiendo encuentra el sentimiento.
Siendo amigo de todos encuentra la armonía.
Ama la veracidad en sus palabras.
Ama el orden y la justicia en el gobierno.
Actúa con justa medida y es oportuno en la acción.

Así, al no haber lucha, no se impone, no existe el daño.


IX El uso de la nada.

Abandonemos las cosas a sí mismas, no las llevemos hasta su último extremo.
Una hoja permanentemente afilada pierde su filo.
¿Quién puede vigilar una habitación llena de oro y piedras preciosas?
Riquezas, honores y orgullo conducen a la destrucción cuando el poderoso se vuelve altanero.
Acabada la obra y enaltecido el nombre, es bueno retirarse.

Ese es el Tao del cielo.


XI La utilidad de la nada.

Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del centro el que hace útil a la rueda.
Con arcilla se moldea un recipiente, pero es precisamente el espacio que no contiene arcilla el que utilizamos como recipiente.
Abrimos puertas y ventanas en una casa, pero es por sus espacios vacíos que podemos utilizarla
Así, de la existencia provienen las cosas y de la no existencia su utilidad.


XIV Alabanza del misterio.

Aquello que miramos y no podemos ver es lo simple.
Lo que escuchamos sin poder oír, lo tenue.
Lo que tocamos sin asir, lo mínimo.
Lo simple, lo tenue y lo mínimo no pueden indagarse.
Juntos se conjugan en lo uno.

Revelado, no deslumbra.
Oculto, no pierde su luz.
Infinito, no puede ser definido.
Se esfuma en la no existencia.
Es la forma de lo que no tiene forma, es la imagen de la no existrencia.
Es lo esquivo y misterioso.

Lo puedes mirar de frente, pero no verás su rostro.
Lo puedes seguir, pero no lograrás ver su espalda.

Quien se apega con fuerza al Tao primordial, gobierna la existencia de cada día y puede adquirir la sabiduría primordial.
Esta es la iniciación al Tao.


XVI Volver a la raíz.

Sea tu meta el máximo de vacío.
Conserva la firmeza de la paz.

Nacen las cosas y entran en la existencia, pero desde allí la vemos regresar a su reposo.
Mira todas las flores que florecen: cada una vuelve a su raíz.
Volver a la raíz es encontrar el descanso.
Este descanso significa regresión al destino.
Regresar al destino significa durar constantemente.
Conocer lo constante es estar iluminado.
Pero no conocer lo constante es caer en la ceguera y el desastre.

Quien conoce lo constante, lo abarca todo.
El que todo lo abarca es justo con todos.
Lo universal es el ritmo del cielo.
Y lo que está en ritmo con el cielo, lo está con el Tao.
Y lo que está en ritmo con el Tao perdura eternamente.
Aunque su cuerpo muera, nunca perecerá.


XIX Retorno a la espontaneidad.

Renuncia al conocimiento y no sufrirás.
Renuncia a la sabiduría y deja de lado la erudición, y el pueblo será largamente beneficiado.
Renuncia a la benevolencia y rechaza la rectitud, y los hombres retornarán al deber filial y al amor paterno.
Renuncia al engaño y arroja la ganancia, y no habrá más bandidos ni ladrones.

Sin embargo, estas normas son externas e insuficientes.
Mejor es que el hombre actúe libremente.
Muéstrate sencillo y guarda tu naturaleza primordial.
Haz que tu “yo” sea más pequeño y limita tus deseos.


XXVII El empleo de la habilidad.

Un buen caminante no deja huellas.
Un buen orador nunca duda ni se equivoca.
Un buen calculador no necesita instrumentos de cálculo.
Un buen guardián no necesita rejas ni cerrojos, y, sin embargo, es imposible abrir lo que él cerró.

El que sabe atar no usa cuerdas ni nudos, y, sin embargo, nadie puede desatar lo que él ha unido.
Aunque el hombre obrase mal, ¿ porqué rechazarlo ?
Por éso el sabio elige ayudar a los hombres y no rechaza a ninguno.
Prefiere salvar las cosas, no rechazar ninguna.
A ésto llamamos doble entendimiento.

Luego el hombre bueno es maestro del hombre no bueno, y el hombre no bueno es su buen material.
Porque el buen maestro no tiene interés, y no tiene apego a su material, permanece oscuro a pesar de ser resplandeciente.

Este es el secreto esencial del Tao.


XXIX El no hacer.

Si un hombre quiere darle forma al mundo, modelarlo a su capricho, difícilmente lo conseguirá.
El mundo es un jarro sagrado que no se puede manipular ni retocar.
Quien trata de hacerlo, lo deforma.
Quien lo aferra, lo pierde.

Por éso el sabio no intenta modelarlo, luego no lo deforma.
No lo aferra, luego no lo pierde.

Hay quienes marchan adelante, hay quienes marchan atrás.
Hay quienes permanecen callados, hay quienes hablan.
Algunos son fuertes, otros débiles.
Algunos medran, otros perecen.
Luego el sabio rechaza el exceso, la extravagancia y la propia complacencia.


XXXIII Discriminación.

Quien conoce los hombres es hábil.
Quien se conoce a sí mismo es sabio.
Quien vence a los otros, es fuerte.
Quien se vence a sí mismo, es poderoso.

Quien se conforma con lo que tiene, es rico.
Quien mantiene su propósito, es firme.
Quien permanece donde encontró su hogar, perdura largamente.
Quien muere mas no perece, tendrá longevidad.